Prohibir la prospección de petróleo y gas en alta mar

El aumento de las temperaturas causado por el cambio climático incrementa el riesgo de pérdida irreversible de los ecosistemas marinos y costeros, incluidos los daños a los arrecifes de coral y los manglares que sustentan la vida marina. Los océanos y los mares también se ven perjudicados por la acidificación generalizada.

Los objetivos del Acuerdo de París sólo pueden cumplirse si detenemos inmediatamente la exploración de nuevas reservas de combustibles fósiles. Sin embargo, se siguen gastando miles de millones de dólares en explorar los fondos marinos en busca de petróleo y gas, incluso en zonas marinas protegidas.

La perforación, producción, transporte, refino, etc. son a menudo la causa de grandes vertidos de petróleo.

La exploración de hidrocarburos en el subsuelo marino implica el uso de cañones de aire, que producen algunos de los ruidos artificiales más fuertes jamás conocidos, dañando la vida marina desde el krill más pequeño hasta la ballena más grande.

Medidas obligatorias para reducir la velocidad de los buques

El ruido antropogénico en el medio marino aumenta a un ritmo alarmante. En algunas zonas, los niveles de ruido submarino se han duplicado cada década en los últimos 60 años. Esto supone una importante amenaza para los ecosistemas marinos y la supervivencia de la vida marina.

El transporte marítimo es la principal fuente de emisiones de ruido continuo al medio marino. Las colisiones con buques siguen siendo una de las principales causas de mortalidad de grandes ballenas en muchas regiones. Además, las emisiones de gases de efecto invernadero del sector del transporte marítimo han aumentado un 20% en la última década y representan alrededor del 3% del total de las emisiones mundiales.

Todos estos impactos están directamente relacionados con la velocidad a la que navegan las embarcaciones y podrán reducirse de forma inmediata con una reducción de ésta.

Prohibir la pesca destructiva, como la de arrastre de fondo

El uso de artes de pesca destructivas, junto con la sobrepesca, es una de las mayores amenazas actuales para los ecosistemas marinos.

La pesca de arrastre y el dragado deben prohibirse en los hábitats vulnerables de los fondos marinos y en las zonas donde estos métodos de pesca provocan daños incidentales y la mortalidad de especies de megafauna amenazadas.

Deben eliminarse las subvenciones perjudiciales a la pesca.

Adoptar normas mundiales para acabar con la contaminación por plásticos

La contaminación derivada de la sobreproducción y el consumo de plásticos se ha convertido en una amenaza existencial para el planeta, incluida nuestra capacidad para mantenernos en la senda hacia un mundo en el que el aumento de la temperatura media del planeta no supere los 1,5 °C.

Se prevé que la producción mundial de plásticos se triplique, pasando de 460 millones de toneladas al año en 2019 a 1.231 millones de toneladas en 2060 si no hay una regulación significativa.

Se calcula que cada año llegan al océano 9 millones de toneladas de residuos plásticos que matan a un gran número de ballenas, delfines, focas, tiburones, tortugas, aves marinas y otros animales marinos.

Acordar una moratoria mundial de la minería en aguas profundas

Existe un creciente interés económico en la extracción de minerales de las profundidades marinas.

Una vez iniciada, la minería en aguas profundas daría como resultado una de las operaciones extractivas más grandes en la historia del océano. También interferiría con uno de los sumideros de carbono más grandes del planeta en medio de una emergencia climática global.

Los científicos advierten que las operaciones mineras en los fondos marinos profundos del océano podrían tener impactos acumulativos a los producidos por presiones ambientales preexistentes, como el cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación. Esto podría provocar efectos ambientales y ecológicos directos e irreversibles, con el riesgo de causar daños y la pérdida de hábitats y especies.

Medidas de conservación eficaces para proteger y restaurar los ecosistemas marinos

A través de la Agenda 2030, las Naciones Unidas han acordado diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aunque muchos de los ODS son pertinentes para la conservación de los océanos, el ODS 14, «La vida bajo el agua», es su núcleo. Actualmente, a nivel global, este objetivo no se está cumpliendo.

Para el año 2030, el Marco Mundial de Biodiversidad (GBF) Kunming-Montreal establece que se debe conservar y gestionar de forma efectiva al menos el 30% de las áreas costeras y marinas, especialmente aquellas de alta importancia para la biodiversidad y las funciones y servicios que proporcionan los ecosistemas.

El Tratado de Alta Mar, adoptado por los estados miembros de las Naciones Unidas en junio de 2023, resulta esencial para alcanzar dicha meta. El Tratado establece la estructura institucional y los mecanismos necesarios para la creación de áreas marinas protegidas en alta mar, e incluye otras herramientas de conservación relevantes.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025 ofrece una oportunidad única para que los gobiernos acuerden una estrategia mundial para proteger y restaurar los océanos.